Estafa De Diamantes: Partió En 1950 Y Aún Sigue Dando Frutos

La publicidad y la disponibilidad de un producto son dos de los mejores trucos para despertar el deseo de los consumidores y subir el precio del artículo. Estas dos estrategia  se utilizan con maestría por el mayor grupo de producción, comercio, talla y venta de diamantes del mundo “De Beers”, quienes han conseguido convencer a la población de una mentira por la que pagan millones.

 

La escasez o la abundancia de un determinado producto marca su valor. Entonces ¿qué pasaría si un único fabricante controlara la producción del mundo?

Eso es lo que sucede con los diamantes, la estafa del siglo.

 

Todos creemos que los diamantes son piedras preciosas, valiosas, raras y muy escasas, que son extraídas a cuenta gotas en las entrañas de la tierra y en países sumidos en guerra.

Pero lo cierto es que esto es una mentira contada por el mayor productor de diamantes del mundo: De Beers.

Fundada en 1988 por Cecil Rhodes, De Beers ya controlaba el 90% de la producción mundial de diamantes en 1902.Una posición casi monopolística que conserva desde entonces.

Sin embargo, De Beers no utiliza su posición para ser el mejor y mayor productor, sino para maximizar sus beneficios, cuidando que no se produzcan demasiados diamantes. Creando una escasez artificial que dispara el precio de los diamantes ante el consumidor.

 

Si quisieras vender un anillo de oro obtendrías un buen precio por quilate. Sin embargo, si vendes un anillo de diamantes, descubrirás que al haber salido de la tienda, el producto pierde un 50% de su valor.

Las joyerías quieren oro porque es escaso, pero no desean comprar diamantes porque De Beers los almacena a millones.

En 1978, una mujer intentó vender un “pedrusco” comprado como inversión dos años antes. Pagó 100.000 dólares, en Tiffany’s, Nueva York, pero la empresa se negó a recomprarlo.

Tiffany’s alegó que su estricta política de empresa prohibe expresamente recomprar ningún objeto que ellos mismos hayan vendido. Eso sí, la empresa le recomendó otro joyero de la 5ª avenida, pero ni este, ni otros 12 se ofrecieron a comprar la joya.

La industria se niega a recomprar diamantes de particulares ya que se estima que los venden con un sobre coste de entre el 100 y el 200%. De hacerlo y comprar el diamante por 50.000$, Tiffany´s estaría reconociendo que le ha estafado los otros 50.000$ a su clienta.

 

A mitad de 1940, nadie quería los diamantes como joyas, pues su brillo no podía competir con los rojos de los rubíes ni el verde esmeralda. Su principal uso era industrial ya que, debido a su extraordinaria dureza, eran añadidos a las máquinas de corte.

En 1847, De Beers contrató a una afamada agencia de publicidad de Pensylvania, donde Frances Gerety  ideó la famosa frase “un diamante es para siempre”. Este es sin duda el segundo golpe maestro de la compañía, ya que fue elegido como el mejor eslogan publicitario del siglo XX.

 

Jugando con la gran dureza y durabilidad de este material, lo relacionó con la incorruptibilidad del amor puro, el compromiso y la eternidad.

Tras varios años de agresiva campaña publicitaria, no hubo novio que no se rascará el bolsillo para demostrar su amor con uno de los diamantes controlados por De Beers.

 

Tan grande fuera el anillo, tan grande sería tu amor.

Por si fuera poco, al jugar con el “para siempre”, las parejas no han vuelto a vender sus anillos, sino que se legan de padres a hijos fomentando así la escasez del mercado.

Y así llevamos 50 años. Si de repente todo el mundo deseara vender sus anillos, De Beers tendría los almacenes llenos de nada.

 

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