Cuando llovió en esta granja en el oeste de Irlanda, Lambert sintió hasta la última gota. Quedó empapado hasta los huesos y su pequeña choza quedó convertida en un mar de lodo.
Y no podía refugiarse en otro lugar. Una gruesa y corta cadena, lo mantenía atado a algún tipo de equipamiento agrícola viejo.
Emma O’Brien no sabe cuánto tiempo había estado el perro en esas condiciones. Hay demasiados perros abandonados que sufren en silencio dentro de las propiedades rurales, dice ella.
O’Brien, gerente de la Sociedad Protectora de Animales de Galway, se enteró de la difícil situación del perro a principios de este mes. El grupo se acercó a la casa de campo, donde el dueño confesó no saber nada sobre el perro. Él pertenecía a su hermano, dijo el granjero.
“¿Cómo alguien puede mirar esa horrible situación y pensar que está bien, que no tiene nada que ver contigo?”, dice O’Brien.
Pero Lambert cambiaría su vida, sufriría un gran cambio.
Los equipos de rescate retiraron su cadena, y poco a poco, aprendió a ser un perro de nuevo, un perro tímido al principio, aparentemente conociendo recién lo que era el contacto con el ser humano.
Han pasado solo un par de semanas desde que Lambert llegó a la Sociedad Protectora de Animales de Galway.
“Lo dejamos que se instalara y adaptara cuando llegó por primera vez”, explica O’Brien. “Dábamos largos paseos al aire libre, en medio de los pastizales de una casa, ya que nos pareció que un canil sería muy ruidoso para él”.
Lambert, quien según los equipos de rescate es de raza Collie, debe tener entre 2 y 4 años y ahora está buscando un verdadero hogar. Sus pasatiempos incluyen largos paseos y disfrutar de los días de sol.
Comparte este artículo con tus amigos, por fortuna este perrito fue sacado del infierno en el que vivía.
