Un relajante masaje con buena técnica no es demasiado difícil de hacer, y a continuación te lo demostramos con una simple guía.
Primero debes ocuparte de la temperatura de la habitación: debe ser templado, ni mucho frío ni mucho calor. Debes tomar en cuenta para regular el ambiente que el cuerpo se enfriará durante el masaje.
Haz el masaje en una superficie dura, y prestando atención a zonas de tensión habitual como el cuello, los hombros y la espalda.
Parte con un masaje superficial: anda de los hombros a la cintura, con movimientos suaves pero intensos.
Empieza a ocupar toda la mano y a fortalecer los movimientos.
Aumenta el tiempo de masaje en los hombros, usualmente cansados dada la vida sedentaria.
Nunca masajees el área de la columna vertebral.
Muévete siguiendo el sentido de las fibras musculares de la espalda.
Masajea la cara suave y rítmicamente, en el sentido de las fibras de los músculos y sin causar dolor.
Termina el masaje con suaves palmaditas o pasando la punta de los dedos por toda la espalda y de abajo hacia arriba. Esto calmará la piel.
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